
La acusación podría costarle el puesto y acabar con su prometedora carrera política. Spitzer, que compareció brevemente ante los medios, no dio detalles sobre el caso ni pistas sobre su futuro. Según aseguraba ayer The New York Times, citando fuentes anónimas de la investigación, Spitzer era el cliente número 9 que en la noche del 13 de febrero (en la misma víspera del día de San Valentín) pidió al Emperors Club VIP que trasladara a una de sus prostitutas de Nueva York a la habitación 871 de su hotel en Washington. Siempre según el Times, el FBI que vigilaba la red, grabó la conversación del gobernador, que fue informado de las acusaciones el pasado viernes por la noche.
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